La lucha contra los paraísos fiscales debe ser uno de los ejes centrales en toda agenda política que pretenda, de forma seria, cambiar la situación de la ciudadanía, siendo por ello prioridad política, económica y ética para los Verdes y debería serlo para todos los que acceden a cargos de representación tanto en los parlamentos nacionales como en las instituciones europeas.
El diseño de Juncker, en Luxemburgo, ya era conocido antes de que se produjeran las elecciones y, aún así, el PP europeo siguió adelante con su candidato y la socialdemocracia y los liberales europeos lo apoyaron para acceder a la Presidencia de la Unión Europea.Sin embargo, al parecer por parte de algunos medios de comunicación, se ha sabido, recientemente, que el actual Presidente de la Comisión Europea,Juncker, diseñó un complejo entramado jurídico en Luxemburgo, lo que lo convirtió en paraíso fiscal, cuando era su Primer Ministro.
Existen muchos territorios donde se lleva atrayendo multitud de empresas a cambio de una fiscalidad ridícula, que en muchos casos no llega al 1% de los beneficios. En un informe, solicitado en 2013 por el Parlamento europeo, se recoge que estas prácticas suponían cerca de 864.282 millones de euros al año de pérdidas para las arcas públicas y, en otros informes de expertos, se concretaba que el fraude fiscal representa el 8% del PIB a nivel mundial y el 12% a nivel europeo.
¿Cómo se compaginan estas prácticas, por mucha arquitectura legal que tengan, con las implacables políticas de ajuste fiscal que se exigen a los países miembros de la Unión Europea en un momento de profunda recesión económica? De ninguna manera.
¿Es este el líder que necesita la UE en esta época caracterizada por la pérdida de ingresos fiscales de los estados miembros?
¿Qué proyecto puede liderar Juncker con un mínimo de credibilidad?
¿Dónde queda la decisión de los 27, de finales de año, de frenar el fraude fiscal?
¿Qué va a hacer con la decisión adoptada por el G20, en octubre de este año, de frenar los paraísos fiscales?
Es vergonzante que Juncker diga que va a luchar contra el fraude fiscal. Es una burla a la ciudadanía, que está sufriendo hasta extremos inhumanos los recortes que surgen por las exigencias europeas, que se le diga que es “cuestión de justicia y credibilidad” el ponerse manos a la obra en esta lucha contra los defraudadores. ¿Quién va a ponerse? ¿El PP con Juncker a la cabeza artífice de trampas fiscales? ¿Los grupos conservadores, liberales o los parlamentarios socialdemócratas que le apoyaron con su voto? De ningún modo.
Este tipo de circunstancias hacen un daño enorme al proyecto europeo y no hacen más que dar alas a los movimientos euroescépticos y alejar a la ciudadanía europea de unas instituciones europeas que siempre han padecido un problema de credibilidad democrática, de falta de transparencia y de rigor en sus planteamientos y al cual hay que ponerle fin. Por eso, desde Los Verdes reclamamos la dimisión de alguien que jamás debió ser elegido para representar a la ciudadanía europea.
* Pura Peris, Área de Programa y Estudios de Los Verdes. y 'Els Verds de l’Eliana'
* Crónica agradece a la autora que comparta sus opiniones con nuestros lectores
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