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De la vejez y el dinero artículo de Beatriz Gimeno

Mariano Rajoy pagó un mes las facturas de los cuidados que necesita su padre y se debió quedar asustado de su montante, por lo que decidió cargar los gastos a Moncloa; es decir, que también pagamos nosotros y nosotras el cuidado del padre del Presidente. Entre 3600 y 5000 euros al mes cuesta dicho cuidado. Comprendo la angustia del Presidente al comprobar lo que cuesta mantener a un anciano enfermo con dignidad, y más aun si es tu padre, tu madre o un ser querido.
Le entró tal angustia que "buscó otra fórmula", según palabras textuales del servicio médico de Moncloa, y con tanto ahínco la buscaron que, claro, la encontraron. La fórmula que encontraron fue la de que dichos cuidados los pague el erario público. La cuestión es especialmente repugnante si tenemos en cuenta que este es el Presidente que ha dejado prácticamente abandonados a su suerte a los ancianos de este país, que si no tienen la suerte de ser muy ricos o de poder "buscar otra fórmula" están condenados a vivir una vejez que nadie se merece. Entre 3600 y 5000 euros es un precio que puede pagar muy poca gente. Si hubiéramos avanzado hacia un estado justo y verdaderamente del bienestar, una vejez digna para todas y todos estaría garantizada y el mismo Rajoy hubiera podido confiar en los servicios públicos para el cuidado de su padre. Pero como han acabado con todo, y el precio es tan exorbitante, Rajoy ha preferido cargarlo a la cuenta de todos y todas. Así que quienes se ven obligados a dejar a sus padres/madres en residencias de mala muerte entregadas a la voracidad de los amigos de los gobernantes del PP (véase el caso de Peñuelas destapado por Podemos) son los que acaban pagando los cuidados del padre del Presidente.
Como han robado a manos llenas, como han entregado los servicios públicos a las empresas de sus amigos, como han destrozado el bienestar y el futuro de la gente, ahora resulta que las únicas personas ancianas que pueden asegurarse una buena y digna vejez son los muy ricos. Cuando el viejo luchador antifascista italiano Luigi Pintor llegó a viejo escribió que era en ese momento de la vida cuando entendió la obsesión de mucha gente por enriquecerse, porque la diferencia entre tener una buena y una mala vejez, entre morir bien y morir mal, entre vivir los últimos años tranquilamente o en la pura angustia, esa diferencia que nos alcanzará a todos, la marca el dinero. Por eso, es especialmente repugnante el comportamiento de Rajoy, porque entendemos su deseo de que su padre tenga los mejores cuidados, porque todos y todas tenemos padres y madres a los que queremos y a los que queremos ofrecer la mejor vejez posible, pero ha sido el partido de Rajoy el que ha arrebatado esa posibilidad a la inmensa mayoría de la gente.
El partido que ha entregado las residencias de ancianos a empresas privadas de amigos suyos que operan incluso sin licencia, con el único objetivo de enriquecerse a costa de las personas mayores, de las personas más vulnerables, jugando con sus vidas y con las vidas también de quienes no pueden ofrecer a sus familiares otra cosa que esos servicios de mierda, tienen que contemplar ahora como al Presidente de Gobierno ante la aterradora idea de tener que pagar miles de euros al mes para el cuidado de su padre, decide que es muy caro y que lo pague el estado. Ese "Papa estado" que tanto critican cuando el reparto se hace con solidaridad y justicia pero al que recurren inexorablemente para costearse lo suyo. El repugnante nombre de "Papá Estado" con el que la derecha quiere denigrar la idea de un estado social, sólo se les puede ocurrir a quienes lo ven más bien como "Estado Padrino", pero padrino de los de la mafia, claro.
Ayer mismo, en la Asamblea de Madrid, tuvimos que escuchar al diputado del PP, José Cabrera dirigirse a las víctimas del expolio del IVIMA, a esas personas que van a perder sus casas porque el PP de Madrid decidió venderlas a fondos buitres, decir que "los pobres no siempre son buenos", y que "les conviene espabilar". Al termina su intervención, una intervención propia del franquismo, toda la bancada del PP se levantó a aplaudir al diputado al que rodearon de cariño y de aplausos cuando volvió a sentarse en su escaño. Pocas veces he escuchado un discurso tan puramente neoliberal, tan despojado del más mínimo rastro de empatía y ni siquiera de compasión humana. El "que se jodan" en estado puro.

* Diputada de Podemos. Activista social y feminista por la diversidad sexual y por los derechos de las personas con discapacidad. Ha publicado dos libros de relatos, dos novelas, tres ensayos y dos poemarios. Escribe habitualmente en elplural.com, elciudadano.cl, pikaramagazine.com o eldiario.es, así como en otros periódicos y revistas.
* Crónica agradece a la autora su generosidad compartiendo su opinión con. Nuestros lectores
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