Algunas voces de peso, últimamente se hacen oír para supuestamente hallar una solución a la dramática situación por la que pasan numerosísimos ciudadanos de este país, a la hora de verse ante un procedimiento hipotecario por impago de las cuotas del préstamo con el que se han comprado su vivienda.
Numerosas plataformas ciudadanas, partidos políticos, jueces y más recientemente el Gobierno con el PSOE, parece que intentan solucionar este problema profundo. Sin embargo, es curioso, nadie cita la Constitución, donde en su artículo 47 se reconoce el derecho de todo español a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. En su propios términos literales dice así: «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada». Como se puede observar, la literatura es contundente, y no deja lugar a fisuras semánticas por las que habitualmente se disipan todos o casi todos los derechos constitucionales en la práctica.
Por consiguiente, ¿por qué se echa mano de tantos paños calientes, de tantas piruetas, y de tantas mentiras a la hora de afrontar el problema? La respuesta es obvia, porque el sistema capitalista vive del engaño, de la falsa promesa, de la verdad a medias que es la mayor mentira que se pueda expresar en todas las épocas. En definitiva, porque el sistema es incapaz de cumplir sus propias leyes y para ello se vale de un enjambre legislativo donde todos tienen iguales derechos teóricos, pero en la práctica solo los que disponen de medios económicos suficientes, en definitiva los privilegiados por el régimen, son de verdad los que disfrutan de esa vivienda digna y adecuada. Los demás, si no tienen dinero, debajo del puente o a la intemperie.
Ya va siendo hora de decir claramente que para resolver o paliar de verdad el problema de los desahucios, únicamente cabe que el Estado afronte la necesidad de vivienda social para todos aquellos que no disponen de medios para pagarse una vivienda en el mercado libre „los mercados son los únicos libres de verdad dentro del sistema„ o que solo disponen de unos medios insuficientes para hacer frente a dicho libre mercado para la compra de vivienda o de alquiler, financiando a cuantos se hallan es la situación crítica de un desahucio judicial o poniendo a su disposición una vivienda mediante compra o alquiler simbólico hasta que lleguen a mejor fortuna, si llegan a lograrla. Lo demás, de verdad, es de sonrojo intenso. ¿Qué se gana con una moratoria, cuando el transcurso del plazo de la misma pende sobre el ciudadano desahuciado como una espada de Damocles que va a acabar con él?.
Rajoy debería dejarse de líos y destinar parte del dinero que pide a Europa para los bancos en la compra de viviendas por el Estado para ponerlas a disposición de quienes están en trance de desahucio, lo demás, es un puro cuento chino absolutamente increíble e indignante.
* Jesús León es abogado y ex diputado provincial de Esquerra Unida
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