Cataluña, ¿Nuevo estado en la UE? por Jesús León

El texto incial de la declaración pactada entre CiU y ERC, era un evidente desafío gravísimo al Estado democrático español. No otra cosa suponía la intención de crear de «un nuevo Estado dentro de la Unión Europea».

No se trataba de una declaración de significado polisémico, no. Se prtendía ir por la vía de la confrontación directa, sin ambages. No estábamos ante una simple declaración política, como algunos pretenden considerar, ni solo ante una operación de despiste de los graves problemas de Cataluña y de España. Que todo un parlamento autonómico efectuara una manifestación de voluntad soberanista tan radical, no podría dejar pasivo al Gobierno central, por mucho que éste se encuentre dirigido por un presidente incapaz de hacer frente a una situación de emergencia como la actual. Y si a esto unimos un jefe de Estado a la defensiva, tanto personal como institucional, en una monarquía cuyo anacronismo es más que evidente bien entrado el siglo XXI, el problema se presenta más que preocupante.

Ningún Estado del mundo puede contemplar impasible su desarticulación. Pretender lo contrario solo puede entenderse desde la ignorancia más supina o desde un interés de signo soberanista, que si bien puede ser respetable desde un punto de vista de opinión política, igualmente puede ser rechazado, también políticamente, con la misma o mayor intensidad en un Estado democrático y de Derecho como el nuestro.

No sé si Mas pretende inmolarse, y es muy libre de hacerlo, pues ya es mayorcito. Pero lo que es más discutible es que pueda arrastrarnos a todos a un evidente peligro para el presente e inmediato futuro de Cataluña y de España. A nadie se le puede ocultar que tanto en la Constitución republicana como en la vigente, se prevé un Estado integral, compatible con la autonomía de los municipios y de las regiones, en la de1931, y de las autonomías, en la de 1978. Pero en todo caso, integral o único. Y esta situación solo se puede modificar por el conjunto de los ciudadanos españoles, no sólo por los residentes en tal o cual territorio, por muy importante o singular que sea o se le considere.

Por encima de tales singularidades „que existen, en todo el mundo, y no solo en Cataluña, dígase lo que se diga, cierto que con más o menos intensidad„ está el sentido histórico y solidario del conjunto de los ciudadanos de un país o de una nación. Máxime si tiene una historia tan intensa y duradera como la nuestra.

Nadie puede decir objetivamente que en la actualidad el Estado español oprime a quienes residen en Cataluña o en cualquier otro territorio autonómico. En todo caso, y especialmente en estos momentos de crisis generalizada que atravesamos, se podría argüir que tal Estado, por su deriva neoliberal a ultranza, está causando estragos en todos lados a quienes menos tienen, y en favor siempre de los más poderosos. Pero de ahí a considerar que se maltrata especialmente a un sector ciudadano concreto, va un abismo. No puede ser que el soberanismo exacerbado de una minoría, por importante que pueda ser en determinados territorios, nos lleve otra vez al caos. Si una nueva declaración independentista vulnerara flagrantemente la ley, con la ley en la mano habrá que detener tan temeraria decisión, antes de que sea demasiado tarde. 

*Abogado. Ex diputado provincial de EUPV

* Crónica agradece al autor que siempre comparta sus opiniones con nuestros lectores.