Me he levantado muy pronto, como siempre, y me he puesto a leer los periódicos. Y en lugar de encontrarme noticias sobre las manifestaciones de ayer me he encontrado con la noticia de que el asesino de Yolanda González es ahora asesor de la Guardia Civil en materia de terrorismo y crimen organizado. Hace pocas semanas conmemorábamos el 33 aniversario de la muerte de Yolanda y su foto e incluso un vídeo realizado por sus amigas corría por internet. No voy a decir que yo fuera amiga de Yolanda pero sí la conocí y su asesinato me conmocionó personalmente y, en parte, es lo que marca mi iniciación en el activismo social y político. Yo tenía 17 años, ella 19 y ambas estábamos en la coordinadora de estudiantes. Yo estaba allí como representante de mi instituto, el Gómez Moreno, del barrio de San Blas y ella representaba a un institudo de Vallecas, me parece.
Yolanda Gonzalez |
Lo cierto es que yo estaba jugando. Era una adolescente que se estaba rebelando contra sus padres y que pensaba que estar allí era algo divertido y excitante. Sólo que una noche la foto de mi compañera en la Coordinadora apareció en el telediario porque había desaparecido y poco después lo que aparecía era la foto de su cadáver. Y de repente, me hice adulta y entendí que aquello no era un juego. Desde ese día todo cambió y los encierros, las manifestaciones, el activismo se convirtieron en algo serio. Se podía morir, te podían matar; y de hecho mataron a gente en la transición, no fue tan pácifica como nos quieren siempre hacer creer. A Arturo Ruiz, Mari Luz Nágera, Yolanda, Jose Luis Montañez Gil, Emilio Martinez Menéndez los recuerdo porque eran jóvenes y estudiantes, como yo, como Yolanda.
A Yolanda la mató un grupo de Fuerza Nueva, a los demás los mató la policía. Ahora, 33 años después, el asesino asesora a la policía. Ahora la gente está otra vez en la calle y los que entonces mandaban a la policía están sentados en el Parlamento, están bien jubilados, están en altos cargos institucionales o han muertos rodeados de honores y reconocimiento público. Ayer los que salimos a la calle fuimos tachados por un cachorro de los fascistas de “golpistas”. Mierda.
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