¿Se dedica ahora la UE a apoyar golpes de estado violentos como el acontecido en Ucrania contra un gobierno elegido por las urnas? Habíamos visto recientemente hacer caer gobiernos democráticos y sustituirlos por alternativas tecnocráticas, caso de Italia, por ejemplo; pero no hasta el punto de apoyar descaradamente a grupos violentos de extrema derecha, que han matado y herido a muchos policías y que han terminado derrocando por la fuerza al gobierno democráticamente elegido. Incluso después de haberse llegado a unos acuerdos que en cualquier país civilizado hubieran resultado inadmisibles.
Algunos comentaristas internacionales generalmente bien informados se han preguntado qué se oculta detrás de este movimiento extremista violento de la plaza de la Independencia de Kiev. No extraña, por lo habitual, el apoyo de EE UU a estos grupos golpistas, provocando la división más feroz e incluso el enfrentamiento en aquellos países considerados enemigos o no amigos de Washington, a pesar del riesgo que corre toda la humanidad al introducirse, prácticamente, en este caso, en la cocina de Rusia. ¿Qué hizo Estados Unidos cuando se instalaron misiles nucleares en Cuba, un país independiente? Sencillamente amenazar a la URSS con la tercera guerra mundial. Podría sorprender esta interferencia en los asuntos internos ucranianos considerando que, en realidad, hoy día están enfrentándose a un país genuinamente capitalista, pues no otra cosa representa la Federación Rusa, lo que obliga a reflexionar sobre la avidez de la política exterior norteamericana para impedir siquiera que se le pueda hacer sombra en su hegemonía mundial.
Es claro que la población ucraniana padece una notable división étnica, campo abonado para quienes pretenden sembrar el caos en el país, enfrentando a los nacionalistas ucranianos con los ruso-ucranianos, que en algunas regiones del país como Crimea, llegan a alcanzar una mayoría del 60 %, a pesar de lo cual el nuevo gobierno golpista ucraniano ha derogado la ley que reconocía la cooficialidad de la lengua rusa en las regiones donde es hablada por más del 10% de la población. Toda una prueba de su intolerancia radical contra una parte muy significativa de la ciudadanía.
En este escenario, lo que resulta verdaderamente llamativo es la actitud desestabilizadora de la UE, creando, con su apoyo incondicional a los grupos ultraderechistas, una situación de violencia que contradice toda la política exterior teóricamente encaminada a la democratización y a la pacificación de las regiones del planeta donde existen estos focos. Los gobiernos de la UE deberían recapacitar sobre este apoyo increíble a unos grupos golpistas que se autoproclaman «más allá de la extrema derecha», y a un gobierno que ha derrocado a otro elegido por las urnas, y que ha sido capaz de negociar, a pesar de todo, la convocatoria de unas elecciones inmediatas para mayo. La UE debe rectificar y apoyar la reposición del anterior gobierno legítimo como premisa básica para recomponer sus relaciones con Rusia, y apoyar, sin ingerencias externas, la convocatoria de unas elecciones democráticas integradoras de su plural población y del territorio ucraniano. Aún sería tiempo a pesar del resultado del referéndum en Crimea.
Jesús León es abogado y ex diputado provincial de EUPV
* Crónica agradece al autor su decisión de compartir sus opiniones con nuestros lectores
Cap comentari: