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Juguetes sexuales por Vicente Gascón

En muestro semanal programa de Radio Turia 90.3 Fm 'Hablemos de Sexo ... y más', hemos tratado entre otros temas el de los "Juguetes Sexuales", aqui os dejo un extracto del mismo.

Tanto el Kama Sutra como todos los textos hindúes y chinos mencionan los auxiliares sexuales. 
Los libros hindúes ortodoxos prohibían el em­pleo de sustitutivos del lingam, los «dildos», argu­mentando que suponían un «insulto a Shiva», cuyo lingam está siempre erecto. Los textos hindúes de medicina afirman que, si se introducen objetos ina­nimados duros en el yoni, pueden originar proble­mas físicos a largo plazo en la mujer. El Kama Sutra sugiere que sólo se usen como dildos cuerpos naturales, citando los plátanos, los mangos, las zanahorias, los rábanos, los pepinos, los tallos de plantas, los hongos, calabacines y otras frutas o verduras que se asemejen a un lingam erecto por su forma y textura. El mismo texto añade que «sirven así  mismo la caña suavizada con aceite, sujeta con cintas a la cintura y en conexión con el lingam o como sustitutivo de éste».
A su vez, los textos chinos y japoneses mencio­nan el doble dildo, un objeto hecho con raíces tratadas, cuerno, madera o marfil (actualmente con materiales sintéticos que imitan la textura natural), con dos cintas de seda en el medio. La mujer se inserta uno de los extremos en su yoni, atando las cintas en torno a su cintura. Y satisface, si lo desea, a una amiga con el extremo que queda libre, mientras que ella misma disfruta de la fricción originada por los movimientos del extremo que se halla en su interior.
Otra innovación oriental utilizada por las muje­res para autosatisfacerse es la llamada Campana de Burma. Consta de un par de esferas huecas de plata, una de las cuales contiene una gota de mer­curio, mientras que la otra va provista de una «len­gua» de metal que vibra, produciendo un tintineo cuando se mueve. Estas esferas gemelas se introdu­cen con gran cuidado en el yoni, manteniéndolas en su lugar con un trozo de seda. Cuando la mujer se mece o camina, el movimiento del mercurio suscita una suave vibración en su interior, acompañada de un agradable sonido. En China, el mismo objeto se llama Mien-ling (que significa literalmente «campa­na de esfuerzo») y, en Japón, un ingenio similar recibió el nombre de Ri-no-tama. Las modernas sex-shops ofrecen objetos parecidos, así como toda una gama de vibradores, pero en la mayoría de los casos se trata de productos industriales, de materia­les sintéticos, mal diseñados, antiestéticos y que pueden llegar a dañar el cuerpo humano.
Para hacer el amor, se preferirá no recurrir a complicados auxiliares externos. El Kama Sutra y otros textos recomiendan los juegos previos, sobre todo cuando el hombre no sea capaz de satisfacer con facilidad a la mujer. No hay que penetrar en el yoni hasta que se halle excitado y lubricado de modo natural. Hoy se venden gran número de cre­mas, gelatinas y aceites para lubricar los órganos sexuales. En realidad, tales preparaciones comerciales no son necesarias. En la mayoría de los casos, la excitación sexual produce secreciones en cantidad más que suficiente para permitir una pene­tración sin dificultades. O bien, se utiliza la saliva, sustancia que da buenos resultados y tiene la ven­taja adicional de poseer propiedades esenciales y mágicas.
Cualquier cosa que se introduzca en el yoni ha de ser lo bastante suave como para no causar nin­gún daño en sus partes internas. Un texto japonés aconseja que, en caso de emplear un dildo, se ca­liente antes sumergiéndolo en agua o aceite. Para lograr placenteras variantes en el acto del amor, se emplearán auxiliares sexuales orgánicos, como las frutas (que siempre se pueden comer después).
Entre los auxiliares sexuales, se cuentan asimis­mo los columpios, las sillas o las camas mecedoras, los chorros de agua y las invenciones espontáneas, concebidas durante los éxtasis del amor. Incluso todo el ambiente contribuirá como un auxiliar se­xual, por lo que sé ha de procurar que sea hermoso y adecuado. El propio cuerpo humano posee un gran número de posibilidades en las extremidades, manos, dedos de la mano, dedos del pie, barbilla, nariz, pechos y lengua. Cada uno se agencia sus propios auxiliares sexuales si cree necesitados. Ahora bien, según el Tantra, el contacto directo entre los cuerpos reviste una potencia especial, nunca igualada por los sustitutivos.
Los complementos sexuales existen desde hace unos 2.500 años. Los antiguos egipcios y griegos ya usaban consoladores, al igual que los romanos, los cuales hacían velas semejantes a enormes penes. Antiguos manuscritos chinos explican cómo atar la base del pene con seda para mantener la erección (una versión primitiva de los anillos para el pene). Algunos de estos juguetes eran muy imaginativos: el "erizo" chino era un círculo de finas plumas unidas a un anillo de plata que encajaba sobre el pene. 


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Vicente Gascón García
Psicólogo - Sexólogo
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* Crónica agradece al autor que comparta sus artículos de opinión con nuestros lectores.


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