' Mi bisabuela Tomasa llevaba de la mano a mi yayo Gabriel. Estaban comprando en el Mercado Central y se pararon unos segundos en una de esas interminables colas'
Ese día había pescado en el Mercado. Las
quintacolumnistas se habían encargado de hacer correr la voz. Las colas
de mujeres y niños esperando el turno para llevarse una buena pieza a
casa eran inmensas. Mi bisabuela Tomasa llevaba de la mano a mi yayo Gabriel.
Estaban comprando en el Mercado Central y se pararon unos segundos en
una de esas interminables colas. Mi yayo a sus setenta años aún
recordaba perfectamente los pasos que dio junto a su madre aquel día. No
es extraño. Todas las alicantinas y alicantinos de la época recuerdan
perfectamente donde se encontraban. Porque no iba a ser un 25 de mayo
cualquiera, ni siquiera iba a ser un día de guerra cualquiera. Porque no
hubo ni habría bombardeo tan cruento como aquel.
El bombardeo del 25 de mayo de 1938 en el centro de Alicante fue obra
de aviones Savoia S-79 “Sparviero” italianos dirigidos por los
capitanes fascistas De Prato y Zigiotti.
Esta acción militar se había marcado como objetivo abatir al mayor
número de población civil posible. Objetivo cumplido. El 25 de mayo de
1938 fueron asesinadas en torno a 300 personas y otras mil resultaron
heridas.
Mi bisabuela Tomasa, media hora antes de las 11:15,
decidió que no hacía la cola porque era demasiado larga y que tenía
demasiadas cosas que hacer como para entretenerse. Mi bisabuelo Gabino,
carabinero leal a la República, no supo de esa decisión tan
inconscientemente sabia y,tras la sacudida que produjeron las 90 bombas,
corrió al Mercado central y comenzó a levantar los cuerpos sin vida
desesperadamente esperando no encontrar ni el de su mujer ni el de su
hijo.
Ese día mi yayo salvó la vida y gracias a ello puedo estar aquí
escribiendo estas líneas. Y nunca dejaré de hacerlo para recordar esta
cruenta página de nuestra historia por todas aquellas personas que nunca
pudieron contarlo a sus hijos y a sus nietos. Últimas investigaciones
por parte de la asociación cultural “Alicante Vivo” han descubierto que
incluso The New York Times se hizo eco de la masacre del mercado.
A nuestro Guernica le faltó un Picasso que lo denunciara pero, a pesar
de lo poco que se conoce esta atrocidad, es éste un capítulo que sacudió
a mi ciudad e hizo que permaneciera en el imaginario colectivo a lo
largo de generaciones a través de las diferentes memorias que nos han
ido transmitiendo quienes lo vivieron.
La población civil como objetivo militar fue una característica
propia del bando fascista que se repite constantemente en los conflictos
bélicos que siguen asolando nuestro planeta. Recordar para comprender
mejor el presente y luchar para no volver a repetir los mismos trágicos
errores es una necesidad democrática a la que debemos contribuir en el
día a día. Sobre todo en este momento histórico en el que tan
habitualmente sufrimos la banalización del fascismo y sus consecuencias,
permitiéndose manifestaciones nazis que criminalizan a los refugiados e
incluso homenajes a la hija de Mussolini, responsable directo de la
masacre del Mercado. Hace falta mucha memoria democrática para curarnos
de tanta intolerancia y tanto odio.
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