El artículo señala que, lejos de ser un elemento positivo, la continuidad de las políticas neoliberales que respresenta Macron es la mejor garantía del crecimiento del fascismo, a no ser que pudiera aumentar el apoyo por el candidato Mélenchon, que canalizaría el enfado de las clases populares yendo en contra del establishment político-mediático en lugar de ir en contra del extranjero y/o inmigrante. Lo que es más probable que Macron haga es intentar destruir a Mélenchon, facilitando aún más el surgimiento del fascismo.
Una de las pruebas más claras de que el
establishment político-mediático europeo (incluyendo el español) no
entiende lo que está pasando en Europa es su reacción frente al
resultado de las elecciones francesas. Dicho establishment emitió un
voto entusiasta de apoyo al candidato vencedor, el Sr. Macron, creyendo
que era la solución a la enorme crisis política y económica en la cual
se encuentra Francia. Léanse los editoriales de los principales medios
escritos en España y lo verán. Los del rotativo El País son los más
representativos.
¿Qué ha estado pasando en Francia?
Los datos más llamativos de los últimos
acontecimientos han sido el enorme crecimiento de la abstención
(primordialmente entre la clase obrera y entre los jóvenes) añadido más
recientemente a un gran aumento del apoyo electoral al partido de Le
Pen, que ha conseguido un incremento muy notable respecto a las últimas
elecciones, alcanzando nada menos que más de un tercio del electorado,
siendo su mayor crecimiento entre la clase obrera. El protagonismo de
dicha clase en los movimientos de rechazo al establishment
político-mediático francés se debe al impacto negativo que las políticas
neoliberales del gobierno socialista presidido por Hollande, impuestas a
la población, han tenido en la calidad de vida y el bienestar de las
clases populares y, muy en particular, de la clase obrera de Francia. La
evidencia empírica, fácilmente accesible, muestra el daño causado por
tales políticas impuestas (y digo impuestas pues no estaban en el
programa electoral del Partido Socialista gobernante) por el gobierno
Hollande a las clases populares y muy en particular a la clase obrera.
La gran alegría que ha causado la
victoria de Macron al establishment francés y también a los
establishments político-mediáticos de los otros países de la Eurozona
(muy particularmente del español) se debe a la creencia de que el
tsunami de rechazo a dichos establishments ha podido pararse con la
derrota de Le Pen en las últimas elecciones francesas, lo cual dará
oportunidad a Macron para revertir tal situación.
Macron como criatura del establishment político-mediático
Ahora bien, lo que es más que
sorprendente es que estos establishments político-mediáticos consideren a
Macron como el que puede parar dicho fenómeno popular de rechazo al
altamente cuestionado Estado francés. En tales euforias se ignora, o se
desconoce, o se oculta que Macron fue precisamente uno de los
arquitectos del programa económico del gobierno socialista presidido por
Hollande, siendo nada menos que su Ministro de Economía. Y, sin ningún
disimulo, se presenta ahora como sucesor de tales políticas. En
realidad, no solo hace suyas las políticas neoliberales llevadas a cabo
por el altamente impopular Sr. Hollande, sino que incluso intenta
aumentarlas e intensificarlas. Propone, por ejemplo, bajar el impuesto
de sociedades de un 33,5% a un 25%; eliminar 120.000 puestos de trabajo
en el sector público; mantener el déficit público por debajo del 3% del
PIB, tal como exige la Comisión Europea; y aumentar la flexibilidad del
mercado de trabajo, lo cual quiere decir facilitar el despido de los
trabajadores. Esto último lo disimula añadiendo, al término
“flexibilidad”, la palabra “seguridad”. Pide flexiseguridad, como hacen
los daneses, pero sin la notable expansión de la seguridad laboral que
facilita la flexibilidad. El desempleo en Francia tiene un porcentaje
muy elevado, según la experiencia francesa: un 10%, que alcanza un 25%
entre la población joven, por debajo de 25 años. Los elementos no solo
de continuidad, sino incluso de profundización en las políticas
neoliberales, son claros y evidentes. Ahora bien, para dar una imagen de
centrismo, Macron propone también un estímulo económico de 50.000
millones de euros, incluyendo inversiones en la infraestructura
energética y física del país, con fondos para la formación profesional
de los desempleados. Pero, como bien señala Dani Rodrik en su artículo
en Social Europe “Can Macron Pull it Off?”, estas cantidades representan
solo un 2% del PIB, claramente insuficiente para estimular la demanda
doméstica y el crecimiento económico que Francia necesita.
Macron, ¿la esperanza de Europa?
Macron ha entusiasmado a los europeístas
favorables a la integración económica, financiera y fiscal de Europa,
en el camino hacia la patria europea. De ahí que las banderas de la UE
se agitaran al lado de las francesas durante su campaña. En este camino,
Macron ha propuesto avanzar hacia una unidad fiscal con un Ministro de
Finanzas para toda la Eurozona. Con ello espera expandir un presupuesto
europeo que permita disminuir las diferencias y desigualdades entre los
países del centro y de la periferia, diferencias y desigualdades que han
ido aumentando debido, precisamente, a las políticas neoliberales
realizadas cuando el banquero Macron las apoyaba en el gobierno de
Hollande.
Pero lo que muestra la incoherencia de
Macron es que esta mayor integración europea no solo depende del
gobierno francés, pues el que tiene la batuta en el concierto económico
es el gobierno alemán, dirigido por la Sra. Merkel, que ha dejado claro
que, de todo ello, ni hablar. Alemania no aceptará (ni los conservadores
ni los socialdemócratas) que ello ocurra, lo cual es obvio. Una unión
fiscal querría decir una transferencia global dentro de la Eurozona, a
la cual se opondrán los que controlan la relación centro/periferia. ¿Y
qué hará, pues, Macron? Poco o nada. Recuerden lo que prometió Hollande.
En las elecciones de entonces, Le Pen comenzó a andar. Ahora ya corre
y, cuando Macron fracase, como pasó con Hollande, ganará Le Pen. Y los
establishments ni se han dado cuenta de ello.
En realidad, y en contra de lo que
promovían los supuestos europeístas que establecieron la Eurozona, las
diferencias entre el centro y la periferia han ido aumentando, con un
aumento muy notable de los países periféricos que luchan entre sí para
conseguir los favores del centro. Así vemos como la industria alemana se
está desplazando del Sur al Este de Europa, compitiendo estos últimos
en quién baja más los salarios y acepta menor protección social. Como
siempre ocurre en lo que se llama el capitalismo avanzado, las alianzas
entre las clases dominantes (que políticamente significa, por ejemplo,
la alianza Rajoy-Merkel) intentan desviar el conflicto de clases
vertical hacia el conflicto horizontal entre las clases dominadas,
dificultando la alianza de tales clases. Frente a esta situación, no hay
duda de que Macron será un elemento clave de la primera alianza que
continuará las políticas de Merkel y de Hollande mostrando la alianza
entre los conservadores y los socioliberales (socialdemócratas que
dejaron de ser socialdemócratas para convertirse en liberales) que han
gobernado la Eurozona desde su inicio. A la pregunta de qué hará Macron,
la respuesta es sumamente fácil de contestar: poco o nada. Recuerden lo
que prometió Hollande. En las elecciones de entonces, cuando Hollande
salió elegido, Le Pen comenzó a andar. Ahora ya corre, y cuando Macron
fracase, como pasó con Hollande, ganará de nuevo Le Pen. Le Pen podrá
ganar y los establishments europeos ni se han dado cuenta de ello.
La única solución a esta situación es
que aumente la alternativa que parecía entender mejor cómo parar al
fascismo francés (la que fue liderada por el candidato Mélenchon que en
sus propuestas se dirigió claramente a las clases populares, canalizando
tal enfado popular, no hacia los extranjeros e inmigrantes, sino hacia
los establishments conservadores y socioliberales, auténticos
responsables de su profundo malestar. De ahí que lo que si hará Macron
será intentar destruir a Mélenchon (de la misma manera que en EEUU
Hillary Clinton intentó destruir a Bernie Sanders, o lo que ha estado
haciendo el PSOE con Unidos Podemos) a fin de asegurarse de que el orden
establecido no se cuestione, continuando promoviendo las políticas
neoliberales que, sin que ellos se den cuenta, están llevando a Francia
al fascismo. Así de claro.
*
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas
Públicas. Universidad Pompeu Fabra y Profesor de Public
Policy. The Johns Hopkins University
*
Crónica agraeix al autor que compartixca els seus
articles d'opinió amb els nostres lectors
Vicenç Navarro
Autor del libro Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante. Anagrama, 2015
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