La violencia machista se cobra 41 muertas asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas

"La mal llamada Violencia de Género.    es una violencia que no mata sólo una vez ni por una única causa "

Sara Delgado EUPV San Antonio

Contar personas, ir sumando casos individuales a menudo no sirve para destapar la verdadera realidad de un fenómeno. Tomemos de ejemplo una cifra de personas: 41, y ahora comparémosla con la población total de un país como España. Sin duda, el cociente entre una cantidad y otra disolverá la primera como una gota de agua en medio del mar. Luego quizás podamos perfilar cierto matiz —que, por ejemplo, se tratase de 41 mujeres muertas— e incluso ir más allá añadiendo que murieron de forma violenta... Y qué si lo hacemos, ni siquiera eso revelará el drama particular de dicha cuarentena malograda ante la estadística de accidentes de tráfico, asesinatos varios por hurto o cualquier otro balance de la casuística criminal, con víctimas femeninas, que produce un país. Pero lo triste, lo realmente terrorífico, llega cuando un titular de periódico nos revela la dimensión exacta del iceberg sumergido y tampoco eso nos impresiona: “La violencia machista se cobra 41 muertas asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas.” 

No comment. Cuarenta y uno es el total con que hoy se conmemora en España el Día Internacional contra la Violencia de Género. Un día que para muchos y muchas, a tenor de la tozudez acumulativa del fenómeno, pasa desapercibido como un domingo cualquiera. De hecho, si lo pensamos bien, es un día cualquiera; lo más probable es que mañana o dentro de una semana el sangriento balance haya cambiado, lo cual debería advertirnos de que precisamente ahí subyace el problema: la violencia machista está culturizada. Sigue siendo un fenómeno latente en nuestra cotidianidad, y éso es lo lo hace tan destructivo.

Es una violencia que no mata sólo una vez ni por una única causa. Como un cáncer, está programada en los genes del molde patriarcal con que nos educamos y nos relacionamos entre los sexos, y su lenta metástasis consiste en eso, en morir matando. A posteriori, la familia y los amigos de la víctima describirán dicha violencia como un campo de minas del que sólo se dieron cuenta, eso dicen, cuando la explosión. La culturización del sometimiento a la mujer demuestra así que ha triunfado; el aprendizaje social de mirar hacia otro lado ha sido un éxito.

La clave, entonces, radica en darnos cuenta de que es un drama coral con numerosos actores de reparto, todos pertenecientes a los distintos círculos que rodean al agresor y a la víctima, que sin duda son los protagonistas. Y sobre el escenario, la serpiente de la violencia machista que repta invisible entre la hojarasca que van pisando todos, esa hojarasca que pisamos todos (léase en la metáfora la anécdota de nuestro vecino, el del otro lado del tabique, que cada día reprende a gritos a su mujer, o la de la compañera que trabaja a nuestro lado y que volverá a ceder al chantaje telefónico de su novio para que no se demore en volver a casa). Hasta que, en cierto momento, se precipita la escena final en que la serpiente pica y hace sangre. Curiosamente, cuando cae el telón los actores de reparto se sientan entre el público a juzgar la obra como si ellos no fuesen parte del libreto.

Frente a la violencia machista (mal llamada de género a pesar de que siempre cae del mismo lado) el colectivo de Esquerra Unida en San Antonio de Benagéber no puede permanecer impasible. La denuncia sin paliativos del agresor y el apoyo incondicional a la mujer que es víctima forma parte de la ideología de EUPV y de Izquierda Unida, por eso el combate frontal del fenómeno se traduce en numerosas medidas de acción recogidas en nuestro programa electoral. Precisamente una de ellas la presentaremos como moción municipal ante el pleno del Ayuntamiento de SAB: la creación de una oficina de atención temprana a víctimas de violencia machista que disponga de asignación presupuestaria propia. Mientras tanto —y es el único mensaje apremiante a la población— denunciemos.

Porque abrazar uno a uno los casos individuales desde el entorno más cercano es la única manera de poner coto a esta serpiente que se muerde la cola. Una serpiente de cifras frías, de víctimas al peso, cuya presencia sólo nos es familiar demasiado tarde.

Colectivo local d'EUPV en San Antonio de Benagéber