La inquietante sonrisa del PP - por Jesús León

La sonrisa de la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, en la rueda de prensa posterior al último Consejo de Ministros, anunciando unos retoques en la reforma laboral por los que se facilitan, aún más, los trámites de los EREs, impresiona. Se le observa feliz, incluso con cierto regodeo por todas las medidas legislativas que está impulsando en su ámbito.

Consciente de su actuación en el implacable desmontaje del entramado legislativo social y laboral que está protagonizando dentro del equipo del gobierno de Rajoy. No se le atisba la más mínima inquietud o remordimiento por el daño casi irreversible que está creando a los que no tienen otra alternativa que la enajenación de su trabajo. Parece una neoliberal radical convencida a juzgar por el desenfado con que se presenta ante la opinión pública a rematar los daños colaterales de su anterior reforma laboral.

Transmite la idea de que va a dejar planos a los afectados por los EREs, sin posibilidad alguna de levantar cabeza de la situación de postración en que los está dejando sistemáticamente, reforma tras reforma, retoque tras retoque, hasta el final de esta legislatura. «No os va a reconocer ni la madre que os parió», parece indicar con su gesto de satisfacción, pero en fino.

Y el observador piensa, ¿será posible que este itinerario emprendido, que está dejando en mantillas a los trabajadores en general y a los que menos tienen en particular, no tenga un inmediato final? ¿A tal grado de sumisión ha llegado la sociedad española que todo lo aguanta sin rechistar, prácticamente? ¿O será que el PP y Rajoy, a pesar de todo, ha dado en la diana del alma de la ciudadanía transmitiéndole sutilmente que es mejor que acepten lo que se les propone, a fin de no perder lo que aún les queda? Es decir, el mensaje del miedo adobado con insinuaciones de «nosotros o el caos». Es una realidad que a veces, en la refriega política, no se sabe valorar debidamente al adversario, de manera objetiva. En este caso, al PP y a Rajoy, quienes quizás a pesar de su nefasta actuación de gobierno no intuyen una alternativa política seria, posible, realizable, ante el hecho irrefutable de una oposición dividida y petrificada en unos postulados y práctica política superados por el implacable paso del tiempo y de las circunstancias que nos ha tocado vivir.

Creo que es la falta de perspectiva en el conjunto amplio del electorado de una auténtica alternativa política de la oposición democrática a la práctica sibilino-destructiva del gobierno del PP que se está padeciendo por la gran mayoría social española, la que tiene bloqueada a la población. La pregunta que cabe plantearse es la siguiente: ¿tan difícil es que la oposición no independentista se aglutine tras un programa progresista y solidario en lo social y en lo económico, en la actual situación democrática, como para lograr que la sonrisa burlona de la ministra se mute en preocupación? No lo creo. Solo es necesario anteponer el altruismo político al interés partidista. La sociedad lo necesita.