Son 77 mujeres asesinadas. Somos el nombre de cualquier mujer que quieras pronunciar.
Somos el silencio, la ausencia, el espacio que desaparece en cada una de vuestras vidas. Somos la voz que ya no escuchas por la mañana en un bus, la amiga que nunca vuelve a recoger aquello que te ofreció, el silencio de las mil frases no dichas. Somos la ausencia en tu trabajo, en tu escuela, en tu vecindario, en tus calles, en tu vida. Somos el recuerdo que no desaparece, que perdura en ti negándose a volar.
Somos madres, hermanas, amigas, primas, novias, compañeras, conocidas, hijas, sobrinas, tías, abuelas, luchadoras, amantes, vecinas... Somos cualquier persona que puedes cruzarte día a día hasta que, ante tus ojos, ante tu vida, el machismo decide que no somos nada y nos quita la vida. Somos tu primer beso, tu primer abrazo. Somos el vacío que queda después del asesinato, después de cada feminicidio. Somos la alegría que no sientes, la caricia que no llega, la vida que ya no brilla.
Somos quien te mira cada día a los ojos, en cualquier espacio, y exige tu apoyo, tu corresponsabilidad. Somos como tú, aunque el patriarcado se empeñe en decirte y socializarte en lo contrario. Somos vida y, nos rebelamos ante la muerte.
Somos quien te mira cada día a los ojos, en cualquier espacio, y exige tu apoyo, tu corresponsabilidad. Somos como tú, aunque el patriarcado se empeñe en decirte y socializarte en lo contrario. Somos vida y, nos rebelamos ante la muerte.
No somos ni seremos una cifra. No somos quienes se lo han buscado. No somos una propiedad, tampoco un problema. No somos un resultado negativo. No somos la otra parte ni la mitad de nadie. No somos la pareja o ex-pareja. No somos inferiores. No somos el pasado sino la negativa a aceptar el presente.
Somos quienes sabemos que esto no es un crimen pasional, sino violencia machista.
Somos todas y cada una de las personas que saben que estamos ante un genocidio estructural, ante el feminicidio. Somos las asesinadas pero no las muertas. Somos el delirio frente a la opresión. Somos la esperanza revolucionara. Somos cada palabra, cada gesto, cada actitud que nos rebela. Somos las que abrazan la justicia, las que vindican paridad y equidad, las que combaten la calle. Somos personas. Somos la indignación, la lucha, la resistencia, el deseo de transformación y la muerte del patriarcado. Somos quienes construimos un mundo sin violencia, sin poder, sin privilegios. Somos amantes delirosas de otro mundo posible y necesario. Somos quienes nos implicamos, negando cualquier violencia hacia las mujeres: salarial, física, psíquica,…Somos quienes amas. Somos ternura revolucionaria. Somos lucha. Somos amor. Somos feministas para no morir. Somos feminista para vivir.
* Rosana Montalbán forma parte de las Plataformas de Afectados por las Hipotecas y forma parte del 'area de la dona d'Esquerra Unida
* Crónica agradece a la autora este artículo en la batalla contra la Violencia de Género
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