Se quiera o no, Cataluña ha abierto el proceso constituyente.¿Estaremos el resto a la altura? por CJ

La declaración conjunta realizada ayer en Cataluña por la que el 9 de noviembre del 2014 se realizará la consulta sobre su posible conversión en Estado y su también posible independencia, es sin lugar a dudas el punto de apertura del proceso constituyente para todo el Estado español. No es una afirmación vacua, la prueba es que todos los sujetos políticos están tomando consciencia de ello y se están situando y posicionando - si es que no tenian ya posición previa.

La derecha, la más moderna y también la más arcaica y reaccionaria, está ya situada y junto a ella la otra nueva derecha; la de los grupos sociales desafectos de ella que se esconden en nuevas siglas y grupos políticos "de nuevas formas, pero de viejas ideas''.  Como siempre los conservadores están por el NO, Sin embargo, esta vez se nota ya que no es definitivo. Se nota claramente que es para poder tener espacio que recorrer desde el NO al no pero.. .. Hace falta entonces que además de en Cataluña, en el resto del Estado, los otros, los del SI que no están en Cataluña, pero que puedan compartir el SI a la primera de las preguntas planteadas por el gobierno catalán demuestren también que están a la altura y sepan utilizar el proceso constituyente que ahora se abre.

Si alguien tiene alguna duda sobre la apertura del proceso, no tiene más que cerrar los ojos e imaginar el futuro inmediato. ¿Puede ver o imaginar a la Guardia Civil tomando Cataluña, sus pueblos, sus calles y sus instituciones democráticas por orden del gobierno del Estado?. ¿Puede ver o imaginar a Artur Más, a Oriol Junqueras, Joan Saura y Joan Coscubiela, junto con Durán i Lleida en la carcel, detenidos y a miles de catalanes y ciudadanos del resto del Estado?. Seguro que al abrir los ojos se habrá dado cuenta de que NO. Nadie en su sano juicio y con un mínimo de razonabilidad puede pensar en una reacción de ese tipo en el siglo XXI, y mucho menos en la Europa actual. Es más, la propia Guardia Civil tampoco podría imaginarlo y probablemente no lo haría. Ni los jueces tendrian justificación para darle soporte legal y con toda seguridad el propio Rajoy, o quien tomara la decisión en ese momento, no duraria veinticuatro horas después de haberlo acordado. El fulminante desenlace que se desencadenaria en Europa sería de tal nivel que justificaria la salida de la Unión Europea, del Euro y de todas las Instituciones de las que forma parte el Estado; por no hablar de la reacción social sin precedentes en la propia Cataluña, en Euskadi, Galicia y en el resto del Estado. Y eso, a pesar de las pomposas declaraciones de Van Rompuy.

Por lo tanto, el gran apoyo que el pueblo catalán ya le ha dado a la primera pregunta y que sin duda le dará nuevamente en la forma de Referendum, si se lleva a cabo, o en las elecciones anticipadas plebiscitarias si no se pudiera llevar a cabo; obligarán a abrir el melón definitivo del proceso constituyente. Nadie tiene duda sobre eso, la derecha tampoco. No hay más que ver hoy las portadas de la prensa conservadora.

El melón parece claro que se abre y que la reforma del Estado que lleva ya casi dos legislaturas dando vueltas alrededor de las Cortes Generales; escondida en los programas y en los propios cuadernos de ruta de la derecha, empieza a estudiarse ya con entonaciones y matices jurídicos incluidos. Como siempre, se avanzará desde lo menos y dependerá de la fuerza y capacidad de movilización de los implicados para poder ver hasta donde llegará el proceso. 

La duda es si habrá capacidad para que el proceso no se limite a la forma del Estado, sino también a su contenido social y económico. Como siempre esto dependerá de que el resto de fuerzas y movimientos que tienen en su proyecto político, en sus programas y en su interés social realizar un cambio constitucional de alcance social y económico se pongan de inmediato a trabajar con esa perspectiva. Me refiero por lo tanto a la izquierda de progreso. La que realmente ya viene manifestando desde hace tiempo que la Cosntitución está agotada y aboga por un nuevo proceso constituyente, pero también a la otra, a la socialdemocracia que aunque en forma miedosa y con la boca pequeña hablan del cambio constitucional, aunque se ponen muy a menudo del lado del freno en el proceso. Que el resultado sea de progreso hace necesario y justifica el acuerdo de fondo. Al menos en las líneas más genéricas, aunque se mantengan discrepancias y tensiones durante el proceso.

Transformar este proceso constituyente iniciado en Cataluña en una oportunidad para incluir en la nueva Constitución todo el proyecto social que se viene defendiendo y comenzar el camino hacia una nueva Constitución, con o sin Cataluña - según su voluntad manifestada democráticamente- , no dependerá más que de la fuerza y la valentia política de cada uno de los sujetos sociales y sus representantes políticos. Como siempre, en esto nada nuevo añadimos al reconocerlo. Sin embargo, la responsabilidad histórica que adquirimos es mayor que en la transición. Porque podemos construir el mejor Estado Federal, o Confederal de la Unión Europea, pero si se dirige en la forma adecuada, podemos construir también el mejor Estado Social, Federal o Confederal de la Unión Europea. Esa será la diferencia entre una actitud u otra.

 

No va a ser un camino fácil, los cambios legislativos se están haciendo precisamente para poder defender el estatus quo, la Ley Mordaza, el Código Penal, la Contrarreforma de las Administraciones (Ayuntamientos, controles políticos y económicos de las CC.AA). Pero en la misma balanza hay que destacar la debilidad política con que la derecha afrontará el proceso. Su principal partido (el PP) trufado de implicados por corrupción y sus estructuras internas amenazadas por los Jueces y Tribunales.