En una de las columnas más conocidas del semanario The Economist,
la columna Bagehot (a cargo de Adrian Wooldridge), se acaba de publicar
un artículo en su número del 13 de mayo que sería impensable que
apareciera en las páginas de cualquier revista económica de España de
semejante orientación liberal a la que tiene tal semanario. En realidad,
no solo en cualquier revista económica, sino en cualquiera de los
mayores medios de información de este país (incluyendo Catalunya) tal
tipo de artículo nunca podría haberse publicado.
Bajo el título El momento marxista, y el subtítulo Los laboristas llevan razón: Karl Marx tiene mucho que enseñar a los políticos de hoy en día,
la columna Bagehot analiza el debate existente entre el dirigente del
Partido Laborista del Reino Unido, el Sr. Jeremy Corbyn, y su ministro
de Economía y Hacienda en la sombra, el Sr. John McDonnell, por un lado,
y los dirigentes del Partido Conservador así como los rotativos
conservadores Daily Telegraph y Daily Mail, por el otro.
Definir tal intercambio como debate es, sin embargo, excesivamente
generoso por parte de la columna Bagehot, pues la respuesta de los
rotativos conservadores y de los dirigentes conservadores a los
dirigentes laboristas es una burda, grosera e ignorante demonización de
Marx y del marxismo, confundiendo marxismo con estalinismo, cosa que
también se hace constantemente en los mayores medios de comunicación
españoles, en su mayoría también de orientación conservadora o
neoliberal.
Los aciertos de Marx según Bagehot, de The Economist
Una vez descartados los argumentos de la derecha británica, la
columna Bagehot pasa a discutir lo que considera las grandes profecías
de Karl Marx (y así las define) para entender lo que está ocurriendo hoy
en el mundo capitalista desarrollado, señalando que muchas de sus
predicciones han resultado ser ciertas. Entre ellas señala que:
1. La clase capitalista (que en la columna Bagehot se insiste que continúa existiendo, aunque no se utilice tal término para definirla),
que es la clase de los propietarios y gestores del gran capital
productivo, está siendo sustituida –como anunció Marx- cada vez más por
los propietarios y gestores del capital especulativo y financiero, que
Marx (y la columna Bagehot) consideran parasitarios de la riqueza creada
por el capital productivo. Esta clase parasitaria es la que, según
dicha columna, domina al mundo del Capital, siendo tal situación la
mayor responsable del “abusivo” y “escandaloso” (término que Bagehot
utiliza) crecimiento de las desigualdades. Los primeros han conseguido
cada vez más beneficios a costa de todos los demás. Y para mostrarlo, el
columnista del The Economist señala que mientras en 1980 los chief executives
de las 100 empresas británicas más importantes ingresaban 25 veces más
que el típico empleado de sus empresas, hoy ganan 130 veces más. Los
equipos dirigentes de tales entidades inflaron sus ingresos a costa de
sus empleados, recibiendo a la vez pagos (además del salario), de las
empresas a través de acciones, pensiones y otros privilegios y
beneficios. De nuevo, la columna Bagehot, señala que Marx ya lo predijo y
así ocurrió. Es más, la columna Bagehot descarta el argumento que tales
remuneraciones se deban a lo que el mercado de talentos exige, pues la
mayoría de estos salarios escandalosos de los ejecutivos se los han
atribuido ellos mismos, a través del contacto que tienen en los Comités
Ejecutivos (Executive Boards) de las empresas.
Marx llevaba bastante razón
2. Marx y Bagehot cuestionan la legitimidad de los estados,
instrumentalizados por los poderes financieros y económicos. La
evidencia acumulada muestra que el maridaje del poder económico y político ha caracterizado la naturaleza de los Estados.
La columna Bagehot hace referencia, por ejemplo, al caso Blair
(dirigente de la 3ª Vía), que de dirigente del Partido Laborista, una
vez dejado el cargo político, pasó a ser asesor de entidades financieras
y de regímenes impresentables. En España podríamos añadir una larga
lista de expolíticos que hoy trabajan para las grandes empresas,
poniendo a su servicio todo el conocimiento y contactos adquiridos
durante su cargo político.
3. Otra característica del capitalismo predecida por Marx –según la columna Bagehot- es la
creciente monopolización del capital, tanto productivo como
especulativo, que está ocurriendo en los países capitalistas más
desarrollados. Bagehot señala como tal monopolización ha ido ocurriendo.
4. Y, por si no fuera poco, Bagehot señala que Marx también llevaba razón cuando señaló que el capitalismo por sí mismo crea la pobreza a través del descenso salarial.
En realidad, Bagehot aclara que Marx hablaba de “inmiseración”, que es
–según el columnista- un término algo exagerado pero cierto en su
esencia, pues según tal columnista los salarios han ido bajando y
bajando desde que empezó la crisis en 2008, de manera tal que, al ritmo
actual, la tan cacareada recuperación no permitirá que se alcancen los
niveles de empleo y nivel salarial de antes de la Gran Recesión en
muchos años.
Es más, además de estas grandes predicciones, la columna Bagehot
afirma que la presente crisis no se puede entender sin entender los
cambios dentro del capital, por un lado, y el crecimiento de la
explotación de la clase trabajadora, por el otro, tal como señaló Marx.
¿Se imagina el lector a algún gran diario español, sea o no económico, que hubiera permitido un artículo como este? The Economist
es el semanario liberal más importante del mundo. Y promueve tal
ideología. Pero algunos de sus principales columnistas son capaces de
aceptar que, después de todo, Marx, el mayor crítico que ha tenido el
capitalismo, llevaba bastante razón. Sería, repito, impensable que en
este país, tan escorado a la derecha como resultado de una transición
inmodélica de una dictadura fascista a una democracia tan limitada, no
solo un rotativo liberal, sino cualquier mayor rotativo, publicara tal
artículo con el tono y análisis que lo hace una de las mayores columnas
de tal rotativo, firmada por uno de los liberales más activos y
conocidos. Esta columna y la persona que está a cargo de ella, sin
embargo, no se han convertido al marxismo. Pero reconocen que el
marxismo –que en este país ha sido definido por algunas voces como
anticuado, irrelevante o cosas peores- es una herramienta esencial para
entender la crisis actual. En realidad, no son los primeros que lo han
hecho. Otros economistas han reconocido esta realidad aunque, por regla
general, tales economistas no se enmarcan en la sensibilidad liberal.
Paul Krugman, uno de los economistas keynesianos más conocidos hoy en el
mundo, dijo recientemente que el economista que mejor había predicho y
analizado las periódicas crisis del capitalismo, como la actual, había
sido Michał Kalecki, que perteneció a tal tradición.
Donde la columna Bagehot se equivoca, sin embargo, es al final del
artículo, cuando atribuye a Marx políticas llevadas a cabo por algunos
de sus seguidores. Confundiendo marxismo con leninismo, la columna
concluye que la respuesta histórica y la solución que Marx propone
serían un desastre. Ahora bien, que el leninismo tuviera una base en el
marxismo no quiere decir que todo marxismo fuera leninista, error
frecuentemente cometido por autores poco familiarizados con la
literatura científica de dicha tradición. En realidad, Marx dejó para el
final su tercer volumen, que tenía que centrarse precisamente en el
análisis del Estado. Por desgracia, nunca pudo iniciarlo. Pero lo
que sí que escribió sobre la naturaleza del capitalismo ha resultado
bastante acertado, de manera tal que no se puede entender la crisis sin
recurrir a sus categorías analíticas. La evidencia de ello es claramente
contundente y el gran interés que ha aparecido en el mundo académico e
intelectual anglosajón, y sobre todo en EEUU y el Reino Unido (donde se
publica The Economist), es un indicador de ello. Pero me temo que
lo que está ocurriendo en aquellas partes del mundo no lo verá en este
país, donde los mayores medios de información son predominantemente de
desinformación y persuasión.
Vicenç Navarro ha sido Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Barcelona. Actualmente es Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Pompeu Fabra (Barcelona, España).
Ha sido también profesor de Políticas Públicas en The Johns Hopkins University (Baltimore, EEUU) donde ha impartido docencia durante 48 años. Dirige el Programa en Políticas Públicas y Sociales patrocinado conjuntamente por la Universidad Pompeu Fabra y The Johns Hopkins University. Dirige también el Observatorio Social de España.
Es uno de los investigadores españoles más citados en la literatura científica internacional en ciencias sociales.
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