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Grado de Igualdad de Género por Beatriz Gimeno

La dirección de la universidad Rey Juan Carlos aprobó hace un par de semanas suprimir el Grado de Igualdad de Género que venía ofreciendo. Se escudó para perpetrar este recorte en motivos económicos pero más bien parece ser que la universidad ha aprovechado que suprimía varias titulaciones, estas sí por motivos económicos, para acabar también con ésta. La coordinadora de esta titulación, única en España, asegura que este año se han matriculado 39 alumnos, lo que aseguraba su sostenibilidad y explica también que estos estudios nunca han gustado a la universidad y que siempre han sido incómodos, lo que tiene toda la pinta de ser cierto.

La noticia aparecía la semana pasada en varios diarios digitales progresistas, con lectores progresistas, medianamente formados y en los que, además, para escribir un comentario a cualquier noticia es necesario registrarse, lo que permite que los comentarios a las noticias no sean la habitual ristra de insultos troleros, sino que suelen ser eso, auténticos comentarios; vamos, lo que piensan los lectores. Resulta interesante leer los comentarios a esta noticia en particular para darse cuenta de que es cierto, estos estudios son incómodos, y no sólo a la universidad, sino a gran parte de la sociedad. Lectores (y lectoras) escribían en este caso para mostrar no rabia (lo normal siempre que la cultura sufre un recorte) no pena (por ser un poco más pobres culturalmente), no vergüenza (porque nos abogan a ser de nuevo el país cutre e ignorante que solíamos ser) ni tampoco indiferencia, que podría ser comprensible ante un asunto del que puede pensarse que no afecta a la mayoría de quienes se han enterado por los medios. No. Los lectores escribían para mostrar su satisfacción porque esta titulación desapareciera; se mostraban, muchos de ellos, exultantes.

Para empezar, todos estos activistas contra lo que ellos llaman “el género” demuestran una supina ignorancia y una incultura que quizá deberían intentar paliar, porque lo cierto es que esta categoría ha sido acogida en la cultura, en la Academia, en las Ciencias Sociales, en la política, en el derecho, en la economía…Basta teclear “Gender studies + University” en Google para comprobar que ofertan estudios de Género las más importantes universidades del mundo. En Europa los encontramos, mirando sólo la primera página de Google, en Oxford, Cambridge, Leeds, Sussex, Amsterdam, Copenhague, Estocolmo, Berlín…. Por supuesto que en EE.UU también se ofrecen estos estudios en universidades como Chicago, Indiana, Northwestern, Georgetown, Washington, New jersey, Oklahoma, Vermont, Utah, Colorado, Miami…. Y ya poniéndonos exquisitos, en las mejores y más elitistas universidades norteamericanas: Harvard, Yale, Princeton, Stanford, Berkeley, Cornell, es decir, en las mejores universidades norteamericanas.

Más allá de esto surge la pregunta de que qué tendrá el “género”, que es una categoría conceptual y en absoluto una ideología, que ha conseguido unir, por ejemplo, al presidente Correa, a UPyD, a la Universidad de Navarra, a todas las iglesias, a la extrema derecha, y a buena parte de la sociedad no específicamente feminista. La pregunta que cualquiera se haría es… ¿qué le puede molestar a nadie de una titulación en Igualdad? Y sobre todo… ¿qué le puede molestar a una persona progresista? Pues que se trate de Igualdad entre mujeres y hombres, es decir, que estemos hablando de feminismo.
Esto demuestra que el feminismo se ha convertido en esa teoría crítica, en ese activismo, en esa ética, en esa explicación del mundo…como queramos llamarlo (porque es todo eso y más), que concita sobre sí el miedo de un orden, de un sistema, que se siente amenazado: el patriarcado. Y el miedo lo sienten los hombres de izquierda y de derechas, aunque lógicamente muchos más estos (y también lo sienten muchas mujeres, naturalmente). Cuando se agita un determinado orden social nos movemos todos y todas, todo se pone en cuestión, lo que pensamos, lo que somos, lo que creemos ser, lo que nos dicen que somos, lo que hemos aprendido, la manera en que nos relacionamos…el suelo se mueve bajo nuestros pies; bajo los pies de todos y eso produce miedo, dolor y también rabia.

Las feministas vamos a seguir, pese a todo, trabajando por una sociedad en la que hombres y mujeres seamos verdaderamente iguales. Al fin y al cabo los grandes cambios sociales, aquellos que verdaderamente han transformado el mundo, no llegan sin dolor o sin oposición. El dolor y el miedo pueden mitigarse aprendiendo y formándose. La ignorancia es la madre de todos los miedos, así que aconsejo vivamente formación en feminismo. Una vez combatida la ignorancia seguirá habiendo un reducto de personas que manifestarán rabia. No tiene remedio. La igualdad acaba con los privilegios, en este caso, masculinos, y es normal que esto genere mucha rabia en quienes temen perderlos. La enorme poeta Adrienne Rich escribió este texto: “Por mucho que los hombres se manifiesten a favor de la “liberación femenina” (…) por mucho que conscientemente deseen el fin de la casta sexual, viven (y no lo reconocen) en la caverna de su propia subjetividad, donde se dan cita sus miedos y anhelos más inconfesados; sólo unos pocos hombres pueden soportar enfrentarse a su propio mundo de sombras”. Pues eso, contra las sombras sólo vale el conocimiento.

Beatriz Gimeno es escritora y expresidenta de la FELGT (Federación Española de Lesbianas, Gays y Transexuales)
* Crónica agradece a la autora que comparta sus opiniones con nuestros lectores
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