"...la convergencia de políticas entre los dos grandes partidos en Gran Bretaña ha disminuido la representación de la diversidad ideológica y reducido la satisfacción con la democracia entre algunos sectores de votantes británicos. Este patrón puede reproducirse en los votantes de otros países europeos. El surgimiento de alternativas más populistas a la social-democracia tradicional Social y los partidos de centro-izquierda como Syriza en Grecia y Podemos en España es una señal de esta tendencia."

Johannes Karreth y Jonathan Polk (*)
1
Durante varias décadas, los partidos de centro-izquierda de toda Europa han sido objeto de gran introspección sobre si una posición más centrista les ayudaría a ganar las elecciones. En Gran Bretaña, por ejemplo, en una entrevista en The  Economist Tony Blair criticaba al actual  líder laborista Ed Miliband, por ser demasiado de izquierda y le animaba a llevar a los laboristas 
de vuelta al centro. 
¿Es Tony Blair, verdad? En una reciente investigación, sometimos este argumento a la prueba de una encuesta individual, sospechando que con el tiempo, la estrategia de Blair podría costar más votantes de lo que ganaría. Las encuestas de votantes de Alemania, Suecia y el Reino Unido muestran que aunque los centristas sin partido inicialmente responden favorablemente a
la moderación de los social-demócratas, estos votantes no mantienen mucho tiempo su apoyo a los partidos social-demócratas centristas y que el desplazamiento hacia el centro también aumenta la abstención y las deserciones del núcleo originario de votantes social-demócratas.
Aunque los social-demócratas son sólo uno de los partidos en las democracias europeas, la tendencia que observamos tiene implicaciones importantes para otros partidos y para la satisfacción con la democracia en general.
La idea de que moverse hacia el centro político es una estrategia de éxito para los partidos social-demócratas, por supuesto, no es nueva y fue parte del ascenso de una serie de partidos social-demócratas en la década de 1990 en varios países europeos, incluso extendiendo esta moderación a Bill Clinton en los Estados Unidos. Distintos dirigentes social-demócratas importantes promovieron este desplazamiento hacia el centro del espectro político como una estrategia de éxito para los grandes partidos políticos porque la mayoría de los votantes se concentran en este espacio del centro político. A primera vista, por lo tanto, parece prudente moderar la plataforma del partido, y los políticos han tomado esta propuesta muy en serio.

Especialmente los social-demócratas, que luchaban en la década de 1990 por adaptarse a un contexto político cambiante, "modernizar" la plataforma del partido y adoptar posiciones económicas más centristas: parecía una receta para el éxito.
Algunas recientes investigaciones de científicos políticos parece apoyar esta conclusión. Estos estudios muestran que en el nivel agregado, los partidos ganan votantes cuando más se reposicionan hacia el centro político. Sin embargo, en nuestra investigaciónencontramos que hubo costos ocultos para estas estrategias y que los éxitos electorales de los social-demócratas en la década de 1990 y principios de 2000 fueron en alguna medida victorias pírricas.

Nosotros investigamos por qué el teorema del votante promedio y los análisis agregados de los resultados electorales tras aplicar las estrategias centristas puede que nos cuenten toda la historia de si desplazarse al centro tiene un impacto duradero en el éxito de los partidos social-demócratas. Hemos recopilado una serie de encuestas post-electorales de principios del 
decenio de 1980 a 2010 en Alemania, Suecia y Gran Bretaña. Con estas encuestas, hemos sido capaces de mostrar dos grandes patrones que cuestionan la promesa de las estrategias centristas:
(1) Para cada uno de los tres partidos social-demócratas, la proporción de los votantes de centro aumentó inmediatamente después de que los partidos se movieran al centro, pero esa proporción de centristas disminuyó en las elecciones siguientes en el voto total de dichos partidos. Del mismo modo, los votantes con lealtad débil a estos partidos fueron atraídos después de que se trasladaran al centro político, pero volvieron a dejar de votarles posteriormente en las primeras o segundas elecciones. El siguiente cuadro muestra esta tendencia para los social-demócratas alemanes, que ganaron las elecciones de 1998, pero perdieron sustancialmente más tarde dos elecciones, en 2005.





(2) El porcentaje del núcleo de partidarios entre los votantes social-demócratas aumenta de nuevo una o dos elecciones después de la moderación. Pero ese mismo núcleo de partidarios también suele ser cada vez más propenso a abstenerse o votar por otro partido una o dos elecciones después de que los partidos se muevan hacia el centro. 
En otras palabras, los datos indican que en núcleo de los votantes descorazonados abandonaron estos partidos más adelante. Este alejamiento de los partidos probablemente contribuyó a la caída de los resultados electorales de cada uno de estos partido a mediados de la década de 2000, cuando el SPD alemán, el SAP sueco, y el partido Laborista británico todos perdieron sus mayorías. A continuación, el cuadro muestra este aumento de la abstención y la transferencia de votos del SPD alemán a otros partidos después de la victoria de 1998. 



Estas tendencias indican que, aunque el reposicionamiento en el centro produjo un éxito electoral temporal a los partidos socialdemócratas en la década de 1990 y principios de 2000, estas victorias fueron construidas sobre cimientos inestables en el centro político y también desmovilizaron al núcleo principal de votantes. Lo que a su vez explica, al menos en parte, los resultados electorales relativamente débiles de este grupo de partidos en el siglo XXI. 
Dieciocho años después de la victoria aplastante del Nuevo Laborismo, el partido se encuentra en su quinto año de examen de conciencia sobre cómo debe posicionarse para las elecciones de mañana. Historias similares se escuchan en Alemania, donde el economista Mark Blyth recientemente dijo ante 600 miembros del SPD: "Su parte del voto no disminuye porque no estén moviéndose lo suficientemente cerca de la CDU. Baja porque si todo lo que hacen es eso, ¿por qué nadie querría votarles?" En Suecia , el partido social-demócrata también ha tenido peores resultados de lo esperado en las elecciones generales de 2014. 
Investigaciones más recientes apoyan esta interpretación.
Un análisis de los votantes laboristas menos leales de Stephan Shakespeare, fundador de la firma de encuestas Yougov , sugiere que después de todo el "sentido común" de buscar el centro no sea una estrategia ganadora para los Laboristas en mayo de 2015, y que al partido le iría mejor si buscase un perfil más claramente de izquierda. Un informe de la Fundación Friedrich Ebert del SPD alemán encontró que el SPD tiene una imagen débil entre los votantes y que el partido carece de características distintivas importantes que ayuden a atraer a los votantes, ya sean de izquierda o del centro.

Este problema no sólo preocupa a los partidos social-demócratas o a sus estrategas. Recientes investigaciones han encontrado que la convergencia de políticas entre los dos grandes partidos en Gran Bretaña ha disminuido la representación de la diversidad ideológica y reducido la satisfacción con la democracia entre algunos sectores de votantes británicos. Este patrón 
puede reproducirse en los votantes de otros países europeos. El surgimiento de alternativas más populistas a la social-democracia tradicional Social y los partidos de centro-izquierda como Syriza en Grecia y Podemos en España es una señal de esta tendencia.

(*)Johannes Karreth (SUNY-Albany) y Jonathan Polk (Gotemburgo, Suecia) son politólogos.
Traducción : Gustavo Buster
* Crónica agradece, por medio de ATTAC, poder compartir este artículo con sus lectores