" O alguien tiene la valentía de parar esta monstruosidad o Junqueras sólo será el primero."
Es imposible que ningún demócrata piense honestamente que 15 años o más de cárcel para los dirigentes políticos catalanes sea una pena proporcionada, siquiera humana. Es una monstruosidad.
No entro en la inexistencia del “alzamiento tumultuario” necesario para la rebelión (violenta) y la sedición. Ni en la ausencia de una sola prueba (sorprendentemente, lo reconozco) de que se pagara el 1-O con dinero público, que sería el que habrían malversado. Que sólo la desobediencia parezca encajar claramente en lo que sucedió el año pasado empieza a ser irrelevante.
Supongamos que, a pesar de lo que explican numerosos juristas españoles y extranjeros, la ley española amparase esa absolutamente desproporcionada pena para los hechos que sucedieron en Cataluña el pasado otoño. En ese supuesto los españoles tendríamos un serio problema con nuestra ley, que se parecería más a la sed de venganza frente al enemigo político que a una legalidad moderna y liberal.
Pero lo que más asusta es ver a opinadores y políticos encantados con estas peticiones de pena o incluso indignados por la supuesta escasez de las penas propuestas por la Abogacía del Estado, que alcanzan los quince años de cárcel. Para que nos hagamos una idea: es la misma pena que ayer pedía la fiscalía para un hombre que violó y dejó embarazada a una niña de 11 años aprovechando que era la hija de su mujer.
Asusta el ansia de venganza, la crueldad contra el enemigo político, la fiereza insaciable. Incluso aquellos (si hay alguien, que no lo sé) que piensen honestamente que eso es lo que toca según la ley, ¿no hay nadie que reconozca la monstruosidad que supondría para España aplicar penas de esa índole, que nos colocarían (cada vez más) a los ojos de tantos países como una de las emergentes democracias autoritarias?
Tengamos claro una cosa: quienes, en vez de resolver un dificilísimo conflicto político con la mitad de los catalanes, prefieren saciar su inmensa sed de castigo, extenderán su voluntad de venganza contra cualquier otra posición que consideren molesta. Y son quienes nos hacen cómplices de cualquier delito a cualquiera que no aplauda a la hidra aznarista. Por ejemplo, los que llaman golpista a Pedro Sánchez ¿no lo encarcelarían también si lograran la propaganda y el apoyo de jueces para ello?
Quienes se entusiasman con la petición de lustros y lustros de cárcel hoy, no dudarán en apartarnos de la circulación con los métodos que consigan que parezcan aceptables a todos los demás mañana. No lo dudemos.
No hace falta tener la menor simpatía por el proyecto independentista. Sólo hace falta tener un poco de empatía, humanidad y sentido de la proporcionalidad. O alguien tiene la valentía de parar esta monstruosidad o Junqueras sólo será el primero.
(*) Hugo Martínez Abarca es diputado de Podemos en la Asamblea de Madrid y autor del blog Quien mucho abarca.
* Crónica agradece al autor que comparta sus opiniones- desde nuestros orígenes- también con nuestros lectores.
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